¿Qué le hacen las ondas 5G a tu cerebro?

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Se trata de la primera vez que se lleva a cabo un estudio para comprobar los posibles efectos de las ondas 5G en el cerebro de adultos jóvenes. Al igual que en estudios anteriores sobre las tecnologías 4G y 2G, no se detectaron anomalías significativas.

Un estudio novedoso ante la falta de datos

Debido a la escasez de datos sobre la tecnología 5G, un grupo de científicos franceses decidió estudiar los efectos a corto plazo de las ondas electromagnéticas de alta frecuencia en el cerebro humano. Los resultados de este estudio pionero, publicado por Sciences & Avenir, son tranquilizadores: no se han detectado efectos fisiológicos.

El cerebro no se ve afectado por las ondas

El 5G, que es al menos diez veces más rápido que el 4G, tiene como objetivo acelerar las comunicaciones. Los posibles efectos sobre la salud de las frecuencias más altas (de 3,5 a 26 GHz, en comparación con los 2,6 GHz del 4G) a las que nos veremos expuestos gradualmente son casi inexplorados. Los investigadores del Instituto Nacional de Salud Ambiental y Seguridad Industrial, Medio Ambiente y Riesgo (Ineris) crearon un campo electromagnético artificial equivalente al 5G en una habitación especialmente protegida, donde colocaron a un voluntario durante 25 minutos. Durante este tiempo, analizaron la respuesta de sus ondas cerebrales mediante un electroencefalograma (EEG). El estudio incluyó a 30 adultos jóvenes y sanos, y los resultados, publicados en la Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública, confirmaron que no se observaron efectos sobre el cerebro.

Alta frecuencia vs. penetración tisular

El estudio se basó en datos de Corea del Sur, país con una implementación avanzada de la tecnología 5G. Los datos sobre los niveles de exposición electromagnética, utilizados en un estudio anterior de Brahim Selmaoui de Ineris, se utilizaron para reproducir fielmente la exposición real. Sin embargo, ese estudio no se centró en las longitudes de onda 5G más potentes, que pueden alcanzar hasta 26 GHz, como en las comunicaciones de los vehículos autónomos. “Podemos esperar efectos menores porque cuanto mayor es la frecuencia de las ondas, menos penetran en los tejidos”, explica Brahim Selmaoui.

Efectos de las ondas sobre la piel y las terminaciones nerviosas

Los investigadores también están interesados en el impacto físico de esta energía, transmitida a través de ondas, sobre nuestra piel y terminaciones nerviosas, tema que suele ser objeto de preocupación por parte de personas que afirman sufrir electrosensibilidad. Aunque, según la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria (ANSES), las frecuencias de 26 GHz provocan “exposiciones que afectan principalmente a las capas superficiales del cuerpo en niveles probablemente bajos”. A falta de datos suficientes, es difícil saber de manera concluyente cuáles son los efectos. Se están realizando investigaciones sobre los posibles efectos en la actividad cardíaca, la piel, la función cognitiva y la memoria. También se está investigando si las ondas podrían afectar a la aparición de cáncer o a la fertilidad.

Posición de los expertos

La mayoría de los expertos coinciden en que, a día de hoy y sin pruebas que demuestren lo contrario, no se espera que nuestra exposición cambie drásticamente con la introducción de nuevas radiofrecuencias. Del mismo modo, estudios previos sobre tecnologías 2G, 3G y 4G no han demostrado efectos tangibles sobre el cerebro o la salud en general. Tampoco se ha demostrado el impacto del posible efecto acumulativo de las distintas ondas. No obstante, por razones de seguridad, se recomienda mantener el smartphone alejado del oído cuando se habla, se utilizan auriculares o un equipo de manos libres y colocar el router wifi fuera del dormitorio.

El desarrollo y el uso generalizado de los teléfonos móviles ha suscitado debates sobre sus efectos sobre la salud. Estos dispositivos utilizan radiación electromagnética en el rango de las microondas, lo que ha dado lugar a numerosos estudios sobre los posibles efectos de la radiación electromagnética (PEM) en plantas, animales y seres humanos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha encontrado efectos negativos para la salud asociados al uso de teléfonos móviles.

Los teléfonos móviles emiten ondas de radio, algunas de las cuales son absorbidas por la cabeza del usuario. La potencia de las ondas emitidas depende del estándar de la red (por ejemplo, GSM, CDMA) y está regulada por estándares nacionales, y normalmente no supera los 1-3,6 vatios. Una medida de la absorción de radiación por el cuerpo es el coeficiente SAR, cuyo nivel máximo permisible varía de un país a otro.

Uno de los efectos de la radiación estudiados es el efecto térmico, es decir, el calentamiento de los tejidos, que es mucho menor que durante la exposición a la luz solar directa. Los efectos no térmicos, como los efectos sobre la barrera hematoencefálica o la hipersensibilidad electromagnética (EHS), siguen siendo controvertidos y están poco documentados. Algunos estudios sugieren posibles efectos genotóxicos de la PEM, pero la mayoría no confirma el aumento del riesgo de cáncer asociado con el uso del teléfono móvil.

Proyectos de investigación, como el proyecto internacional INTERPHONE, no han encontrado un vínculo significativo entre el cáncer y el uso del teléfono, aunque los resultados de algunos estudios sugieren un mayor riesgo de cáncer cerebral con el uso del teléfono a largo plazo.

Las normas de seguridad, como las establecidas por la ICNIRP, regulan los niveles máximos de emisiones de radiofrecuencia para proteger la salud pública, pero aún se debate si son adecuadas. Algunos países han adoptado normas más estrictas.

En conclusión, a pesar de las numerosas investigaciones, todavía hay lagunas en el conocimiento sobre los efectos a largo plazo de la radiación de microondas de los teléfonos móviles en la salud. La mayoría de los resultados de las investigaciones actuales no indican riesgos graves para la salud, pero es esencial seguir investigando y ajustar las normas de seguridad a la luz de las nuevas tecnologías y el aumento de su uso.

¿Qué supersticiones existen en torno a los efectos de las ondas 5G sobre la salud?

La introducción de la red 5G ha coincidido con el auge de diversas preocupaciones públicas y mitos sobre su impacto en la salud humana. Esta nueva tecnología de comunicaciones, que ofrece velocidades de datos significativamente mayores y una latencia reducida, se ha convertido en objeto de intensos debates no solo en el contexto tecnológico, sino también en el de la salud y el medio ambiente. A continuación, analizamos algunas de las supersticiones más extendidas relacionadas con los efectos de las ondas 5G en la salud.

El 5G contribuye a la propagación del COVID-19

Uno de los mitos más inesperados y falsos que surgieron en los primeros días de la pandemia de COVID-19 es la creencia de que las redes 5G podrían contribuir a la propagación del coronavirus. Las teorías conspirativas han sugerido que el virus podría transmitirse a través de una red 5G o que la infraestructura 5G debilita el sistema inmunológico, lo que hace que las personas sean más susceptibles a los virus. No hay evidencia científica que respalde estas afirmaciones; el coronavirus se propaga a través de gotitas respiratorias, no a través de redes de telecomunicaciones.

El 5G provoca cáncer

Otro mito común se refiere a la creencia de que la exposición a las ondas de radio emitidas por las antenas 5G puede aumentar el riesgo de cáncer. Aunque las ondas de radio son una forma de radiación electromagnética, entran en la categoría de radiación no ionizante, lo que significa que no tienen suficiente energía para dañar directamente el ADN de las células, a diferencia de la radiación ionizante como los rayos X o los rayos gamma. Los estudios realizados hasta la fecha no han encontrado evidencia concluyente de un mayor riesgo de cáncer asociado con la exposición a las ondas de radio a los niveles emitidos por las redes de telecomunicaciones.

El 5G afecta la fertilidad

La superstición de que las ondas 5G pueden afectar negativamente a la fertilidad también está ganando terreno en el debate público. Esta teoría no está respaldada por investigaciones científicas sólidas. La mayor parte de las investigaciones en este ámbito se han centrado en el amplio espectro de las ondas de radio y sus posibles efectos, pero los resultados hasta la fecha no respaldan una relación directa entre las ondas emitidas por las redes celulares y los efectos negativos sobre la capacidad reproductiva.

El 5G es la causa de trastornos neurológicos

También hay un grupo de personas que cree que las redes 5G pueden contribuir a trastornos neurológicos como dolores de cabeza, insomnio o incluso degeneración neuronal. Al igual que otras afirmaciones, no hay evidencia científica concreta que respalde estas hipótesis. La investigación sobre los efectos de la tecnología móvil en la salud neurológica continúa, pero hasta ahora no se han encontrado vínculos directos entre las ondas 5G y los trastornos neurológicos.

El 5G afecta al clima y al medio ambiente

También se han formulado teorías que sostienen que las redes 5G podrían afectar a las condiciones meteorológicas o al medio ambiente en general. Estos argumentos se basan en el supuesto de que las ondas de radio intensas podrían afectar a la migración de las aves u otros aspectos de la naturaleza. Sin embargo, la investigación ecológica sobre el tema todavía se encuentra en una fase inicial y la evidencia científica que respalda estas afirmaciones es mínima.

Los mitos y supersticiones que rodean a las redes 5G suelen ser el resultado de una mala interpretación de la tecnología y de la tendencia humana a vincular eventos no relacionados entre sí en relaciones de causa y efecto. Es importante basar las opiniones en evidencia científica sólida y en los resultados de estudios realizados por instituciones creíbles. La investigación y la educación adicionales son fundamentales para disipar mitos y comprender el impacto real de las tecnologías modernas en la salud y el medio ambiente.

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Fuentes:

Lea también: ¿Qué es la tercera ola en infraestructura de telecomunicaciones?

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